Dando continuidad al post anterior sobre las ventajas del sistema de frenos ABS de vehículos, enumerados en este post en líneas generales las bondades de este sistema en 3 cuestiones primordiales:
1ª Reduce la distancia de frenado sobre pavimentos secos.
2ª Ayuda a mantener la trayectoria en frenadas en curva.
3ª Mantiene la direccionabilidad del coche durante una frenada de emergencia.
De todas estas, sin duda la última es la mayor ventaja del sistema ABS, ya que cuando se produce el bloqueo de las ruedas, de nada sirve girar el volante. Ya que al no haber una adherencia efectiva con el suelo, los movimientos de la dirección no se corresponden con el giro efectivo del vehículo, siendo esto de vital importancia a la hora de esquivar posibles obstáculos durante una frenada de emergencia, a demás de mantener la trayectoria en frenadas sobre superficies de distinta adherencia.
¿Cómo frenar con ABS y sin ABS?
Si el vehículo dispone de ABS, lo único que debe hacer el conductor a la hora de realizar una frenada de emergencia es pisar el pedal de freno a fondo y sujetar con fuerza el volante del vehículo. Si durante la frenada entra en acción el sistema de ABS, notaremos en el pedal de freno un ligero traqueteo provocado por la bomba de frenada, lo cual es totalmente normal. Por otro lado, las estadísticas revelan que un gran número de conductores reducen la presión sobre el pedal de freno al notar estos movimientos, esto no es aconsejable, ya que al reducir la presión hace que aumente la distancia de frenado. Por ello, debemos recordar, que al realizar una frenada de emergencia con ABS debemos mantener pisado a fondo el pedal hasta que el coche se detenga por completo.
Si el vehículo no dispone de ABS, al realizar una frenada de emergencia notará como las ruedas se bloquean (casi siempre esto va acompañado de un sonido característico por el deslizamiento sobre la superficie). En esta situación, los giros de volante no afectan a la trayectoria del vehículo y se alarga la distancia de frenado. Lo mejor en estos casos, es ejercer menos presión durante un instante sobre el pedal de freno. De esta mado, conseguimos evitar el bloqueo.
A continuación, debemos frenar de nuevo a fondo. La idea es la misma que utiliza el ABS, la diferencia es que el ABS lo hace varias veces por segundo de manera automática mientras que el conductor tiene que ser capaz de reaccionar ante la situación y saber cómo afrontarla. Lo cual es muy complicado en situaciones límite donde la velocidad de reacción suele ser de fracciones de segundo.
Aquí un video de la prueba conocida como El Test del Ciervo, que permite apreciar la reacción que tiene el sistema de frenos ABS de un Volvo S60.
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